Hace unos días, la OMS ha clasificado al aspartamo como posiblemente carcinógeno para los seres humanos (Grupo 2B). Sí, cabe esa posibilidad.
He hecho este vídeo para explicar sin titulares alarmantes lo que estoy recomendando con el aspartamo y demás edulcorantes.
Desde su creación en el 1965, este edulcorante no ha estado exento de polémica, lo que ha llevado a hacer muchos estudios con él. Es usado en más de 5000 referencias alimentarias y su poder edulcorante, es 200 mayor que el del azúcar.
Se indicó médicamente ya hace muchos años para personas que debían perder peso y especialmente en embarazadas para que no engordasen.
Yo ya sabía y era consciente del poder cancerígeno de estos compuestos desde primero de carrera pero lo que se sabía, era que en ratones la dosis peligrosa era exageradamente alta. Ni un humano estaba expuesto a estos niveles de edulcorante.
Perl la controversia viene servida cuando el Istituto Ramazzini, un centro de investigación científica italiano independiente, encuentra riesgo cancerígeno en pequeñas dosis y también dosis-dependiente e incluso en crías de roedores que han ingerido aspartamo. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ya ha cuestionado la trazabilidad de estos estudios, con lo que rebaja mucho el nivel de alerta inmediata. De todo este embrollo, sacamos que todavía faltan muchos más estudios para evidenciar estos hallazgos en humanos y concretar las dosis de riesgo.
Otros estudios destacan que el azúcar también puede tener riesgo cancerígeno y otros nos describen que los edulcorantes no han ayudado en nada en la epidemia de la obesidad y tampoco en mejorar el perfil lipídico ni la glucemia.
Ante esta evidencia, os propongo reducir o quitar estos productos de nuestra dieta. No todo tiene que ser dulce. Siente el sabor real de los alimentos. El café que sea bueno y amargo, el yogur con ese toque ácido y evitar transformar todo en dulce. Si todo lo hacemos dulce, nuestro paladar y nuestro cerebro (eje paladar-cerebro) van a querer más y más dulce, abriendo un círculo vicioso en nuestra alimentación.
Si quieres usar edulcorantes porque necesitas mitigar el sabor real de algunos alimentos, usa la menor cantidad posible.
No todo tiene que ser dulce.
No olvides el agua, el real alimento para hidratarte. Cuando tengas sed, bebe agua y cuando quedes con los amigos y familia, pídete una agua con gas con hielo y limón y lo disfrutarás igual sin activar ese eje paladar-cerebro.
Referencias bibliográficas:
doi: 10.1080/10408398.2017.1304358.
doi: 10.1186/s12940-021-00725-y.
doi: 10.1371/journal.pmed.1003950.
doi: 10.1080/19338244.2013.828674.
doi: 10.1093/nutrit/nux035.
doi: 10.3390/nu13061957.